Este artículo puede ayudar a precisar algunas de las ideas que hemos ido viendo en este tema.
Con
búsqueda de sentido nos referimos a aquella incesante búsqueda fundamental
sobre las cuestiones que constituyen la existencia personal: " ¿Quién
soy?". A partir de aquí, el hombre problematiza su vida y la única
pregunta se desmenuza en otras mil: "¿de dónde vengo?" "¿adónde
voy?", "¿qué fin tiene mi vida?", "¿por que tengo que
morir?", "¿qué será de mi vida después de la muerte?". No es
posible soslayar ninguna de estas preguntas, si uno desea alcanzar una
identidad personal que sea expresión de una opción libre por saber proyectar la
propia existencia.
Desde
que el hombre es hombre se ha situado ante su vida con estas preguntas; es
interesante observar cómo surgen simultáneamente en él en varias regiones de la
tierra. En torno al ario 500 a .C.,
en un proceso espiritual que transcurre entre el 800 y el 200 a ,C., se encuentra la
línea de demarcación del hombre tal como hoy lo conocemos: en China viven
Confucio y LaoTze, en la India surgen los Upanishads y se vive el período de
Buda, en Irán se escucha la predicación de Zaratustra, en Israel predican los
grandes profetas Jeremías y Ezequiel, en Grecia es el período de Homero,
Pitágoras, Parménides, Heráclito, Platón, Sófocles, Eurípides... Este período
ve al hombre empeñado en dar respuesta a su innata búsqueda de sentido.
La
búsqueda de sentido no se agota, ya que el hombre seguirá siendo siempre un
enigma para él mismo y vivirá problematizando todas las realidades, a partir de
sí mismo; es ésta la condición para que pueda seguir conociendo dinámicamente.
La búsqueda de sentido ha encontrado diferentes respuestas en diversos niveles:
la literatura, la filosofía, el arte y la religión intervienen, cada una por su
lado, a diseñar una respuesta ante la persona.
Sólo en
la medida en que la búsqueda se encuentre con el sentido verdadero y genuino,
no producido por la reflexión personal, podrá pensarse que la búsqueda ha
llegado a su fin; por consiguiente, este sentido tendrá que aparecer como
gratuidad que se ofrece y como libertad más amplia que sale de la
contradictoriedad personal. Se puede afirmar con toda justicia que el enigma
"hombre" encuentra una solución a la luz de Cristo, ya que en él se
resuelve la contradicción y la pregunta última, la muerte, queda derrotada por
la victoria de la resurrección.
(R. Fisichella, "Sentido de la revelación", en DTF, 1351-1356)
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