Tenemos dos oportunidades privilegiadas para exponernos al misterio: orar y amar desinteresadamente.
En estos artículos puedes reflexionar sobre la identidad juvenil y la experiencia de Dios:
http://www.todosuno.org/jovdoc3.htm
Y sobre los caminos que transitamos. Éstos, en ocasiones, nos llevan a una vida vacía:
http://www.todosuno.org/principal.htm
Y sobre los caminos que transitamos. Éstos, en ocasiones, nos llevan a una vida vacía:
http://www.todosuno.org/principal.htm
Hay muchas formas de estar en una clase. Uno puede estar atento, puede
estar dormido, puede estar molestando… La clase siempre es la misma,
pero es muy distinta la forma en que se vive. De igual manera ocurre en
la vida. Hay personas que viven desde la superficie de la vida, solo atentos
a cuestiones cotidianas: lo que gano, lo que dan en la tele, lo que voy
a hacer el fin de semana… Pero hay muchas otras personas que sienten
que en la vida hay algo más. Hay cosas fundamentales, diferentes, «sagradas
». Para algunos, la familia; para otros, la belleza; para otros, el
amor… Ese es, para ellos, el centro que da sentido a todo lo demás.
El ser humano religioso vive así, sabiendo que hay « algo más». Mira la
vida con una mirada distinta. Sabe que hay una profundidad en la realidad,
descubre en las cosas que pasan un sentido, ve algo profundo en
la amistad, en la naturaleza, en la música… La persona religiosa ve algo
«sagrado» en el fondo de la vida… Hay algo más. (Editorial Edelvives)
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